lunes, 19 de julio de 2010

Confucio y Lao Tse, relato




Habiendo ido Confucio a Chow para oír la opinión de Lao Tse acerca de los ritos, Lao Tse respondió: “Los hombres de los que tú hablas han muerto, sus huesos se han convertido en polvo y hoy sólo quedan sus palabras. Cuando el sabio encuentra tiempos favorables, se adelanta; en caso contrario anda errabundo por aquí y por allá. Según mi parecer, óptimo mercader es quien cargado de riquezas parece siempre pobre; sumo sabio quien por su perfecta virtud semeja un tonto. Deja estar tus vanos espíritus, tus muchos deseos, tus formas exteriores y tus licenciosos propósitos. Son cosas que no te podrán servir. Esto es cuanto puedo decirte”. Al regresar Confucio junto a sus discípulos, declaró: “Los pájaros vuelan, los peces nadan, los cuadrúpedos corren. Al que corre se lo agarra con red, al que nada con una línea, al que vuela con un arco. En cuanto al dragón, que se eleva hacia el cielo llevado por el viento y las nubes, yo no sé cómo se lo puede coger. He visto a Lao Tse; él se parece al dragón”.

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